Y separó Dios la luz de las tinieblas
Algo que el ser humano ha deseado conocer es lo referente al origen de todo. Bueno de allí teorías van y vienen, contradicciones van y vienen, y aún, conceptos personales van y vienen. Ideas revolucionarias se han paseado por los corredores de las universidades durante siglos, sin embargo vemos cómo cada una se va devorando a otra y así una termina siendo mentira y la otra verdadera, claro, para cada grupo de científicos.
Hoy es tiempo de que echemos un vistazo al libro más especial y poderoso, donde logramos adquirir el conocimiento que en verdad necesitamos, para conseguir la sabiduría que nos lleva a una vida pura y con propósito. Dios, el Creador de lo que hemos llamado Universo nos deja por escrito como era todo, no había nada definido y de pronto en su prefecto pensamiento diseño el funcionamiento de todo, planeó darle vida a lo que no era.
Algunos me dicen que si los cristianos aseguramos que Dios creó al hombre, entonces sería válido volver a preguntar: ¿quién creó a Dios?
¿Quién creó a Dios?
Eso ni siquiera es una pregunta válida, en el sentido de que estamos hablando de un ser SUPREMO, el TODOPODEROSO, es decir que no necesita ser ceeado, con su palabra hizo todo pero sin nacimiento porque ya era, sin crecimiento porque Él es. Por amor; nuestro Creador nos da aclaraciones buscando que la humanidad comprenda que en sus manos y su palabra sustenta todo lo que vemos y aún lo que no vemos. La Biblia dice:
"Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas."
Génesis 1:3-4
Una aclaración que Dios Todopoderoso nos dejó por escrito es que Él mismo creó la luz, así como la separó de las tinieblas. Lo hizo porque puede y porque en su inmesurable conocimiento sabe bien cómo deben operar las cosas. La luz debe diferenciarse de las tinieblas pues una atenuaría a otra, como si al mezclarse el café con la leche dejan de ser cada uno, la leche pierde su blanco y el café su negro. Desde los orígenes Dios vio la necesidad de separar la luz de las tinieblas, el cielo de la tierra, el bien del mal, la justicia de la injusticia, la piedad de la impiedad, el amor del odio, porque no pueden mezclarse, como el agua y el aceite, así también las personas a las que la luz divina ha alumbrado, que creen en Dios y viven para Él, no pueden ocultarse en medio de quienes viven conforme a sus conceptos, apartados de Dios y su Palabra. Fueron más los que nos alejamos de Dios, la Biblia dice en Romanos 3:23: "...por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios..." entonces perdimos la luz y nos mezclamos con la tiniebla, pero Dios, envió a Jesucristo, su hijo unigénito, para volvernos a la luz, separarnos de la vida perversa, egoísta, ávara y sucia, y así regresar a nuestro Creador. En este mismo orden de ideas, cuando una persona recibe a Jesucristo como su Único Salvador recibe su luz, y deberá mantenerse apartado de las tinieblas, permaneciendo en su amor y sujetos a su Palabra, es lo que más nos conviene y será lo único que nos mantendrá en paz y tranquilidad.
Recibe la luz de Jesucristo hoy y vuelvete tú que te has alejado del amor de Dios.
Dios te bendiga.
Hno. Carlos Ruiz